La primera vacuna de ARN mensajero personalizada contra el cáncer de piel, desarrollada por Moderna y Merck junto con el tratamiento Keytruda, redujo en un 49% el riesgo de muerte o recaída en pacientes con melanoma, según ensayos clínicos de fase 2b. También disminuyó en un 62% el riesgo de metástasis. La tasa de supervivencia libre de recidiva fue del 74.8% en comparación con el 55.6% de los pacientes tratados solo con Keytruda. La vacuna se adapta a cada paciente mediante secuenciación de ADN y uso de inteligencia artificial. Se están explorando sus efectos en otros cánceres como el de pulmón y vejiga